Gracias a la interacción con otros (que nos animan o nos frustran, nos hacen reír o llorar...), aprendemos a socializarnos.
Mediante la socialización adquirimos pautas de comportamiento, establecemos vínculos afectivos y modelamos nuestra conducta y personalidad.
Este proceso evoluciona con nosotros, en el desarrollo de niño adulto:
Individuación: conversión del niño con una personalidad desarrollada.
Desarrollo cognitivo: capacidad de procesar informaciones complejas, conceptos...
Maduración: desarrollo físico y psicológico e incluye la madurez sexual.
Socialización: nuestra vida depende de lo que aprendemos de otros, desarrollamos nuestra identidad personal gracias al descubrimiento de lo que somos o no capaces de hacer (que se basa en nuestra participación social).
Culturización: aprendizaje de las características de la cultura dentro de la cual nace cada individuo.
Los agentes de socialización son la familia (el primero y más importante), la escuela (donde se aprenden normas valores y pautas de comportamiento social), el grupo de compañeros, y los medios de comunicación.
